Acerca de mí

El lugar donde vivo:

El lugar donde vivo:
Pueblo pesquero y Ferrocarrilero a la vez...

Historia:

El territorio que hoy ocupa el municipio estuvo ocupado desde tiempos prehispánicos por los Indios Yaquis quienes habitaron la ranchería del Cochórit. Nació como comisaría de Guaymas y fue cabecera municipal en 1937. El pueblo fué fundado el 15 de septiembre de 1905 por influencia de la salida de la Punta de Fierro hacia el sur del Ferrocarril Cananea- Río Yaqui -Pacífico.El Primer Presidente Municipal fue el C. Miguel Verdugo Luján quien duró hasta 1940, cuando el Congreso del Estado y el Gral. Pablo Macías Valenzuela lo convirtieron a comisaría nuevamente. En 1953 el H. Congreso del Estado lo aprueba nuevamente como Municipio, designándose al C. Enrique Romero Encinas como presidente del Consejo Municipal, eligiéndose en 1955 al C. Horacio Morales Apodaca, como primer Presidente electo.

Hoy en Empalme

Hoy en Empalme
Parque Bellavista

jueves, 9 de julio de 2009

El Rey y Dios. - Notas del diario

“Cualquier error puede convertirse en acierto si cambiamos el contexto”. - Alejandro Ariza.

Puede pasar el tiempo, puedo acumular enorme cantidad de numinosos momentos de sincronía con señales de destino y enseñanza, y aún así, no dejo de asombrarme el cómo se suceden. El día de ayer salía de una cita con mi ejecutivo de cuenta de determinada institución financiera y sucedió que en la experiencia elegí aprender algo, el momento cuando me pidió mi identificación oficial y, la qué él necesitaba para determinado y específico proceso, no la traía conmigo. Por segundos percibí como yo mismo me disgustaba ante la “específica solicitud de determinada identificación oficial”, ¡cuando yo conmigo traía otras dos o tres identificaciones oficiales! Pero lástima que ninguna de ellas era las que esa institución financiera aceptaba dentro de sus extremas medidas de seguridad. Insistí arguyendo el absurdo de requerir específicamente dos únicos tipos, teniendo yo otras aún “más oficiales y legales” en mi poder y en ese momento. Pero no, por más oficiales y legales que fueran las identificaciones que yo trajera, no aplicaban bajo los estrictos estándares de aquella institución.

En el proceso de esta experiencia por supuesto que mi ego me invitaba a esgrimir los más afilados argumentos que pusieran de manifiesto la magnitud del absurdo en requerir tan específica identificación oficial al tiempo que yo traía otras mejores... pero... eso era “según yo”. Lástima que mi idea tan personal de “mejores identificaciones” no coincidieron con las requeridas por el departamento de seguridad y control de aquella institución, en demanda de un proceso que era incluso para mi propio beneficio. Lástima que aquella institución incluso es auditada por otro gran sistema de control de procesos especializados en estricta seguridad. Lástima que toda la parafernalia de esos estrictos controles incluso controlados por una agencia externa y superior, no coincidieron con mi muy particular idea de “otra mejor identificación que aquí traigo”. Eso nos hace siempre el ego, nos genera un contenido a manera de escenario con sus personajes y sus parlamentos, donde brilla Maquiavelo cuando afirma: “El infierno son los otros”. Nuestro ego nos recrea la percepción de determinado contenido de la experiencia en donde uno siempre es el que debe ganar, luego de la previa y lógica argucia que implementa también nuestro ego haciéndonos pensar que los otros quieren hacernos daño sin valorarnos en verdad. A nuestro ego le encanta hacernos pensar así. Y haciéndonos pensar es como crea el contenido a nuestro favor y permitiéndonos percibir el error exclusivamente en los otros, partiendo siempre de la base de que uno es el que siempre está bien.

Sin embargo, gracias a una luz que me dio en ese momento Nueva Conciencia (mi dimensión espiritual) me percaté de otro contexto posible como percepción dentro de esa misma experiencia. Nueva Conciencia me hizo pensar diferente (de hecho, eso es lo que logra siempre), Nueva Conciencia me conecta con la bendición de saber que se puede observar desde otro contexto acompañado con la impregnada dicha de poder elegir o no ese otro contexto, el empoderante hecho de saber que siempre hay otra opción de contexto y la incólume fortuna de mantener en todo momento nuestra capacidad de elegir percibir desde un contexto u otro, así... todo puede cambiar para bien o para mal ipso facto. Afuera todo sucedía de la misma manera. El contenido de la experiencia, es decir los hechos en sí sucedidos en ella, eran exactamente los mismos..., pero al cambiar el contexto cambia mi pensamiento y así cambió mi sentir. Y si cambia mi sentir... cambia mi proceder. Así funcionamos. Elegí otro contexto pensando: “Debo aprender a partir de hoy a traer conmigo aquella otra identificación oficial siempre”. ¡Y listo! Se acabó el problema, inició el aprendizaje. Hasta vi amable a mi ejecutivo de cuenta, como un amable maestro que me enseñó a traer la mejor identificación siempre comigo. Quien sólo ve el contenido de la experiencia es el Rey que sentimos llevar dentro (nuestro ego), pero el contexto es Dios (nuestra dimensión espiritual). El Rey sufre si las cosas no pasan como él quiere, Dios observa pacíficamente cómo sucede todo en un orden perfecto donde, si lo eliges, puedes aprender y hacerte responsable de lo que vives. El Rey es el contenido, Dios el contexto.

Elegir ver todo optando por el mejor y más sano contexto, siempre generará una gran... ¡Emoción por Existir! -Alejandro Ariza.

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